jueves, octubre 05, 2006

Diferentes Iguales

Tratar de definir la palabra manzana o persona es difícil. Sabemos que algo es una manzana porque parece manzana y sabe a manzana. En el caso de la palabra persona, encontrar su significado es lo mismo: todos somos personas y punto. Pero hay algunos autores que se han aventurado más allá de lo que suena simple y lógico. Quizás el primero fue Santo Tomás, con aquello de su "naturaleza racional" que representa que tiene espíritu, con dos facultades: conocimiento y voluntad, o sea, la persona "es conciente y libre y, por lo mismo, responsable".
Las recientes definiciones incluyen en ese concepto la palabra dignidad. El filósofo Mauricio Beuchot también se ha aventurado en ese laberinto y dice que "el hombre tiene la gran dignidad que le da el espíritu”. El filósofo concluye, a manera de ejemplo, que “la persona humana no debe ser tratada como un objeto (un número, por ejemplo, en alguna dependencia oficial), porque es espíritu”.
Y es aquí donde dejamos lo filosófico para pasar a otro ámbito, el político. Sin pretender más allá que este recuento, añadiría a lo anterior que la persona es política; política porque para ser persona hay que convivir con otros individuos. La relación persona-persona debe basarse en el ideario que trata con un igual y como tal, debe hacerlo dignamente.
De ahí convergen esas convivencias del patrón-empleado, médico-paciente, maestro-alumno, esposo-esposa, padres-hijos, gobernante-ciudadano. De ahí se expresan los acuerdos sociales a través de leyes y derechos. Aquí también el trato es de iguales y conforme se altere la dignidad de alguien, hay castigos y sanciones. Pero cuando esos tratos involucran Poder, entonces se cae en abusos.
George Grayson experto en el estudio de la política mexicana dijo que "Los priístas no tienen ideología tienen intereses" y eso podríamos trasladarlo a todas las gamas de Poder: Los políticos, empresarios, profesores, etcétera, no tienen ideología tienen intereses.
Cuando las relaciones de Poder afectan la dignidad de los demás, se degeneran movimientos y persecuciones. En ese sentido nadie es mejor persona que otra, porque en esencia todas las personas somos iguales, como son iguales todas las manzanas. Según Beuchot, la dignidad es la misma, pues todos los individuos de la misma especie son "supuestos de naturaleza racional".
Por todo este enredijo conviene valorar esas relaciones de Poder. En conclusión, para el biomédico venezolano Alfredo Castillo Valery, "la consideración de persona del ser humano supone el reconocer un centro original de ser y actuar, capaz de tener conciencia de si mismo, de mantener relaciones con los otros y de actuar de acuerdo con normas morales, siendo a la vez un sujeto de derechos y deberes".
En la moralidad política de estos días, vale la pena reconocer lo que somos y entender que en los procesos de vida quien ejerce una relación con el otro, lo hace con un semejante. En las relaciones de Poder, en espíritu y forma, somos iguales. Igualmente personas desiguales.

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