viernes, octubre 13, 2006

Tsunami Económico

Sin alertar de un tsunami económico, los analistas recomiendan algo quizás semejante a un golpe devaluatorio, de por sí malo, y esto es: no moverse. No me refiero a aquel gran inversionista que es dueño de empresas, bancos, industrias. Más bien a aquel que como usted tiene un pequeño negocio o aquel que como usted tiene un ingreso y debe gran parte de su patrimonio como una casa, auto, tarjetas.
Entre paros suspendidos y en suspenso, pleitos del lavadero por el desafuero y hoyos de golf, hoy vale la pena revisar lo que aseguró el presidente Vicente Fox en la LXVIII Convención Nacional Bancaria 2005 en Acapulco: “Hoy la economía está blindada los procesos electorales del año 2006. Las y los mexicanos pueden estar seguros de que su patrimonio y su ahorro están fuera de riesgo. Con este blindaje estamos generando tranquilidad a las familias de que No se repetirán las crisis de cambio de administración”. Ahí mismo, frente a representantes de una Banca que ha dejado de ser totalmente mexicana, Fox asevero: “Tenemos estabilidad económica, política y social; tenemos instituciones sólidas y fortalecidas; tenemos importantes activos para seguir creciendo”.
Tal vez por aquella memoria histórica de una generación que ha vivido en crisis recurrente cuando oigo hablar así como que empiezo a temblar. Sobre todo cuando faltan menos de dos meses para ese cambio de gobierno.
No concuerdan con ese optimismo presidencial los que están dentro de las inversiones. Los analistas y las calificadoras internacionales ven otro futuro. La periodista especializada en economía, Claudia Luna Palencia, me dijo en entrevista que en los próximos catorce meses no conviene endeudarse y recomienda esperar a que las aguas de ese tsunami económico se calmen. Dicho de otra manera, quedarse quieto.
A lo calladito, hoy nos cuesta más un dólar, la tarifa de luz, el gas, la gasolina, la despensa, los servicios. Hoy, con lo mucho o poco que se gane, se compra menos que hace treinta o veinte o diez o cinco años. Pero si mal no recuerdo, cuando entró la administración de este sexenio, recibió una economía con crecimiento de 7 por ciento y una deuda emergente casi pagada. Hoy cuesta más –por comisiones, aperturas, clausuras, intereses- tener nuestro dinero en cualquier banco y aunque están abiertos los créditos, una casa o un auto nos costarán entre 200 y 400 por ciento más.
Una economía basada en autoempleo, changarrismo, remesas, flotación cambiaria, piratería, ambulantaje, lavado de dinero, narcomenudeo, no puede calificarse de blindada.
Por ello la economista Claudia Luna Palencia hace estas sugerencias para cualquier eventualidad en la burbuja de incertidumbre política: 1.- No endeudarse con créditos a mediano y largo plazo 2.- Pagar los saldos de la tarjetas 3.- Tener un ahorro en caso de desempleo por mínimo dos meses 4.- Invertir en un terreno o bien raíz de pago inmediato 5.- Ahorrar algo en dólares.
Ahí están estas opciones ante una realidad que se vislumbra en diferentes pulsos.

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