jueves, marzo 12, 2009

La ingobernabilidad que Calderón no ve

Ya habíamos expuesto en Epicentro Informativo la irresponsabilidad de Calderón al echarle la culpa de nuestros males a los demás. Ya hasta con la tenencia, se lavó las manos de su promesa incumplida.

Señalamos que decirle a los demás lo mal que hacen las cosas y no admitir nuestros errores, es una forma de demostrar incapacidad.

Si Estados Unidos es el causante de nuestros males, entonces por qué rogamos o andamos de pedinches por más inversión privada de ese país: de la misma manera, nos alertamos ante la disminución de los flujos turísticos.

Odiamos a los gringos pero a la hora de pedirles, nos arrodillamos.

Lo que Calderón consiga de popularidad por sus alegatos sin sentido, son parte de una irresponsabilidad social de la que ya tendremos consecuencias.

Nadie puede quedarse callado o quieto ante serias acusaciones que carecen de sustento. Si es que Estados Unidos es lo peor que nos ha pasado, entonces no veo la razón que repelemos si nos disminuyen la ayuda del Plan Mérida –como también lo anticipamos aquí-.

Las declaraciones de Obama a través de su vocero son explícitas: si efectivamente no hacemos nada, entonces es momento de realizar algo.

Poco a poco se unen más voces que desestiman la certeza de Calderón.

Pero vayamos más allá. La ingobernabilidad no se mide por decibeles ni discursos. Está presente cuando consejeros del Instituto Electoral de Jalisco van a un seminario en Madrid, se gastan cada uno 50 mil pesos y se emborrachan. Se ve cuando los Consejeros del IFE cobran sus millonadas y les retachan sus decisiones por mal elaboradas. Se nota cuando se construye un Macrobús en Guadalajara y se les olvidan los puentes peatonales. Se percibe cuando vemos los congresos vacíos porque los diputados no van a trabajar. Se lamenta cuando va uno a IMSS y no hay camas o medicinas. También cuando se paga por un Seguro Popular y no hay quién atienda en las noches. La ingobernabilidad también se refleja con los baches en las calles o los siete millones de jóvenes que no estudian ni trabajan. La ingobernabilidad es cuando un grupo de ciudadanos dan dinero para un Centro de Salud y el gobernador de Morelos les contesta que les faltan casi mil personas para que les haga caso. Es evidente cuando vemos los listados de candidatos que pasan de cargo en cargo sin que rindan cuentas. Se ve en la falta de aplicación de Derechos Humanos o en la opacidad de los institutos de transparencia o los programas que atentan contra el medio ambiente o la falta de apoyo a los científicos.

Es ingobernabilidad cuando crecen los índices de criminalidad o de consumo de drogas o de alcoholismo. También es ingobernabilidad cuando se cruza la frontera para tener trabajo. O se duplica el número de suicidas. O aumenta desempleo.

No es necesario voltear al otro lado para ver nuestros males. La ingobernabilidad es vociferar o cuando la Auditoría encuentra anomalías en la administración de Calderón por 60 mil millones de pesos.

Fue Forbes el que señaló a México como Estado fallido y ahora Forbes incluye en su selecta lista al Chapo.

Nos falta mucho para asegurar que somos nosotros los que no nos equivocamos. Ya va siendo hora de ser autocríticos. Eso también es propio de una democracia moderna.

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