sábado, junio 27, 2009

Teatro democrático

A prácticamente una semana de las mentadas elecciones del 5 de julio, hay un cambio significativo que puede echar abajo algunos pronósticos documentados, donde me incluyo.

Las encuestas del cierre marcan que suben los votantes y bajan los analistas.

Hace meses, mucho antes de las campañas, señale que el nivel de participación sería menor de 40 por ciento, porque generalmente en las elecciones intermedias hay una tendencia a la baja. Sin embargo en este año en particular, se nota un hartazgo generalizado.

Las encuestas recientes señalan que aumenta la tendencia a que el sufragio sea entre 40 a 45 por ciento.

Los analistas empezaron con fuerza y sus convicciones empezaron a convencer a muchos. Sin embargo muchos intentos se fueron diluyendo al decirse que anular el voto en realidad no sirve de mucho y sí ayuda a los partidos en el poder.

Según la zona de dominio, entre menos votos (por abstención, anulación o cualquier cosa) el que sale ganando es el partido en el poder.

Como sea, el pronóstico era que el voto nulo bien marcado andaría por el 10 por ciento, pero ahora los resultados de las encuestas dicen que andaría por el 5 por ciento. Un bajón considerable.

Los indecisos también han bajado y del 15 a 20 por ciento, se han ido a 10 a 15 por ciento. Son ellos, los indecisos que sí votarían, los que van a decidir quién ganará. Ahora sí que los indecisos deciden, aunque suene contradictorio.

En las campañas cerradas habrá diferencias de 5 por ciento a menos.

Aún así prevalece que la mayoría de los que puede, no votará. La mayoría que no está metido en estos rollos electorales y sus respectivas guerras de lodo, se guiara por lo que se le de la gana.

Está el votante duro, el que pase lo que pase, esté quien esté, es fiel a sus colores. Está aún el que vota por su partido porque le conviene o porque le obligan. Está el votante que se guía por ideologías y se fija más en el organismo institucional. Está el que se fija en el candidato, sin que le importe tanto de qué partido va. Está el opositor por naturaleza, que va a la contra. Está el que le da un empujón a la chiquillada por aquello de irse por lo nuevo o el menos peor. Está al que vota por diferentes para que haya variedad. Está el que vota convencido, informado, participativo, que ha seguido las campañas y que busca lo mejor; este grupo es el menor en número.

Ya mero acaba este suplicio de las campañas.

Los partidos y candidatos deberán alguna vez revalorar que prometer lo mismo, nos lleva a lo mismo.

Hay que decirlo como es: todo este asunto es puro interés económico. Entre más, más financiamiento…a los partidos.

El sistema partidista que elige candidatos sin perfil, sin preparación, guiados por intereses de nómina, deben cambiar.

Eventos artísticos como el de La Minerva y otras medidas, lo que hacen es manipular a aquella masa que prefiere que todo sea como sea, siempre y cuando no pase nada especial.

Muchas de las tácticas alienadoras de otros años siguen vigentes.

La táctica es atacar, comprar medios, prometer lo mismo.

El domingo 5 de julio es otro capítulo más de este teatro democrático. Una obra que ya aburre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Veía en deportes de televisa a un candidato del pan - no me importa quien era - pero comentaba y daba por hecho su triunfo y el apoyo que ya le estaban dando para hacerse cargo de todo lo relacionado con el CODE .

Anónimo dijo...

Perdón, no escribí mi nombre en el comentario de arriba.

rosi gléz.