jueves, julio 16, 2009

Negociar no es la cuestión

Vamos a partir de dos fundamentos: con los criminales no se negocia y los criminales controlan la vida social y política de una parte del país.

Con base en lo anterior, si las cosas siguen como están, será una matadera por doquier y aún así no se tiene el triunfo asegurado.

Hace muchos años, las guerras eran entre bandos identificados. Los rojos contra azules; amarillos contra verdes. Desde la guerra de Vietman esa percepción cambió. Estados Unidos entró de lleno a un pleito que le valía y lo que le costó fueron años de lucha, miles de muertos y admitir que perdió.

Este tipo de guerras sin ton ni son semejantes a las que ahora hay en el abstracto. España vs. ETA, Colombia vs. FARC, Estados Unidos vs. AL Qaeda.

Esas entidades ni son países, ni son extraños y conviven en tu territorio comúnmente.

Los narcos mexicanos han sobrevivido así en la sociedad. Van a fiestas, bautizan a sus hijos, ven el fut y las telenovelas y posiblemente uno de ellos sea su vecino y usted ni en cuenta.

Así es más difícil identificar al enemigo.

Esa estructura les permite estar en todos lados. Están en negocios, en política, en medios de comunicación, la narcotiendita de la esquina.

Los narcos cupulares tienen mejores armas, más dinero y su estrategia y estructura es mejor.

Estoy de acuerdo que no se negocie con los criminales. Pero aquí el problema es que no sabemos quiénes son.

Todos conocen al narco del pueblo o del barrio o de la cuadra o del coto. Sus hijos juegan con nuestros hijos y están ahí a la mano.

Durante años los narcos jugaron un papel extraño: mataban a los malos.

Malos contra malos. No se metían tanto con la población civil y se entendían a balazos entre ellos saldándose cuentas. Eras pautas de poder: no te podías meter en su territorio, en su casa, con su mujer e hijos.

Calderón, con una estrategia militar y no con una matazón a lo que caiga, puedo haber combatido con destreza. En cambio, decidió por lo más ruin. Matar por matar, violar derechos humanos y no respetar ningún acuerdo.

No es la primera vez que supuestamente alguien de La Familia sugiere un diálogo y no es la primera vez que Calderón se pone valentón.

No es negociar con los criminales sino poner en la mesa que la táctica actual no nos llevara más que a masacres. ¿Cuántos muertos quiere Calderón para darse cuenta que así no se gana?

Se trata de solucionar un problema. Sin políticas públicas es más difícil que con cien rifles.

Lo que hace Calderón está mal en todos los sentidos. Ya a estas alturas negociar o intentarlo, ya es lo de menos.

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