miércoles, octubre 07, 2009

Jalisco a la deriva

Hace unas semanas una persona cercana al gobernador Emilio González me dijo –cita no textual- “ya está harto que nada más pidan y no dan”. Se refería a los líderes políticos de la Universidad de Guadalajara, específicamente a Raúl Padilla, y a un conflicto que no termina de solucionarse: las pensiones de los trabajadores de los llamados Hospitales Civiles.

El argumento de negarse a cualquier negociación, más que por justicia laboral, era porque se ve a la distancia una forma de desestabilizar.

A lo calladito existe ya evidencia que UdeG-Gobierno de Jalisco comparten el estire y afloje, sin estar dispuestos a ceder.

El primer quiebre vino por el aún inconcluso caso de los trasplantes en Hospital Civil, donde se evidenciaron cobros irregulares (y sobre todo inmorales). Ese punto de quiebre fue también el que desmembró la relación Carlos Briseño, como rector general, y el calificado como Grupo UdeG.

Si bien ahí se comprobaron ilegalidades, la resolución de la Contraloría de dejar laborar al doctor Luís Carlos Rodríguez Sancho, puso en el archivo del silencio algo que se negoció en lo oscurito.

Alrededor de ello vino todo el asunto de Briseño. La mediática Luna de Miel de los funcionarios no fue del agrado de muchos de los udegístas . Nuevamente el Ejecutivo de Jalisco optó por la ruta fácil de no entrometerse.

Después de aparentemente llevarse bien de lejitos, empezó la asonada de la manera que saben hacerla: movilizaciones y periodicazos.

La “rebasada crisis sanitaria”, como llamó la UdeG el accionar del hoy ex secretario de Salud, así como el desplegado del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, pusieron contra la pared a Alfonso Gutiérrez Carranza.

Contra la voluntad de Emilio González, no le quedó otra que acatar la decisión.

El Epicentro de este conflicto viene con El Disparate, ese hoy valioso predio, por el que antes nadie daba un quinto.

Poner ahí un estadio o un complejo habitacional con el pretexto de los Juegos Panamericanos, es invadir el territorio Padilla, dueño de esa zona de influencia con sus escuelas y centros de espectáculos.

Nuevamente aquí el que gobierna Jalisco dobla las manos ante el poderío Padilla.

Para los días que se avecinan se enciende más el foco rojo de Pensiones y Hospitales Civiles.

La incapacidad para negociar o la terquedad (que en ambos casos es un error) de parte del gobernador Emilio, lo convierte en vulnerable.

En estas historias y otras más, lo que está en juego es el negocio y poner en claro quién manda.

Es por ahí donde está el navegar Jalisco a la deriva.

A Emilio González le convergen oleajes que no ha sabido sortear. Le corrigen la plana los propios miembros de su gabinete cercano, sus cifras no le cuadran con la realidad cotidiana, se le ponen al brinco sus correligionarios como Jorge Salinas (aunque después de su fracaso electoral ya se quedó más calladito), la sociedad civil organizada (no alborotadora) le han echado atrás sus ideas y donativos, su partido lo tiene acorralado en los cotos de poder y para colmo, ya cayó en gracia de muchos que le aplaudían sus gracejadas. Los empresarios no están de acuerdo con sus planes presupuestales y los indicadores dan como resultado desempleo y decrecimiento. Y en otro colmo de los colmos, los medios que tanto lo defienden, se están quedando sin argumentos.

Además, ha perdido su capacidad de comunicarse y ahora está amordazado.

Y si como me confesaron, está “harto”, más vale que vaya midiendo cómo salir del precipicio. Lo peor que puede pasarle a un líder es que nadie lo siga.

No hay comentarios.: