El pa que te asustes final quedó peor que el propuesto por Calderón. Se cocinó a última hora, sin mucho análisis, mucho rollo y prevalece el mal de siempre: a los trabajadores más impuestos, a los cautivos más cargas fiscales, a los empresarios más candados , y se premia la informalidad y clandestinidad sin hacerles nada.
Si bien el 2 por ciento a IVA y alimentos murió, lo que es bueno en lo general (postura que siempre mantuvimos ya que no somos del club de fans en medios de Calderón) sí hay una especie de desquite contra el empleado y el empleador.
El empresario que invierte y cree en su país y el que cumple legalmente, acabarán más embarrados.
El dictamen de la Ley de Ingresos contempla más precio y cotización del petróleo a 59 dólares por barril, pero no aumento en la producción.
Impulsa la deuda con un déficit fiscal de 0.75%.
El documento señala Ley del Impuesto al Valor Agregado; la Ley Federal de Derechos, en su capítulo del régimen fiscal de Pemex, el Impuesto a los Depósitos en Efectivo, la Ley del Impuesto Sobre la renta, y la Ley del Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios.
Sube el IVA a 16% .
El ISR se va a 30% (recuerdo aquel memorable debate cuando Calderón prometió bajar el ISR).
Los depósitos bancarios en efectivo de 15 mil pesos o más generarán 3% de castigo, o lo que es lo mismo: no meta dinero en el banco, no sea tonto. O lo que es lo mismo, todos somos sospechosos de tener un puesto en un tianguis.
Ley de Contribución para el Combate a la Pobreza pasa a mejor vida, al fin que los pobres morirán de hambre o enfermos.
Lo que no muere, es cargas tributarias a cervezas, cigarros, Internet y cable y celulares.
Como siempre hay chou, toma de tribunas, indecisiones, discursos malogrados y el mismo cuento de siempre.
Y nuestro dinero se va se va se va y se fue.
Si Calderón no puede con estos paquetes, no da empleo, no genera crecimiento, fomenta la violencia, no da una en salud o educación, no cumple sus promesas de campaña, debería seriamente en renunciar para ver si alguien sí puede hacerla y nosotros deberíamos de pensar seriamente en que nos conviene una revocación de mandato.
Si Calderón no sabe lo que hace, no tenemos nosotros por qué soportarlo.
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