martes, noviembre 24, 2009

La falsa puerta falsa

Cuentan que el poeta Manuel Acuña se suicidó por Rosario, la del Nocturno, cuando apenas contaba con 24 años, aunque la realidad es que lo mató una neumonía por andar caminando en la calle con frío y lluvia.

Algo que sí me consta es que un primo se subió a lo más alto del aeropuerto de Dallas y se echó a morir por el amor imposible de una prima.

Pero fuera de esas y otras historias, el suicidio no tiene nada de romántico.

Es un acto que sólo quien lo comete puede saber a ciencia cierta el por qué. Nadie se atreverá a juzgar por qué ese momento y no antes o después.

Los suicidios de ahora tienen que ver con otros temas: migración, desempleo o crisis; no alcanzar expectativas marcadas y la carencia de una red social.

Los últimos estudios alertan que las ideas suicidas aumentan hasta 50% entre los que se quedan a esperar a un ser querido que migró, y también entre los que no pudieron irse.

El promedio nacional es de cuatro por cada 100 mil habitantes; el promedio en Jalisco es prácticamente de uno diario.

Vale la pena revisar estos datos y poner énfasis en:

El suicidio es ahora la tercera causa de muerte en las personas de entre 15 y 29 años en México.

Entre 1970 y 2007, creció en 275% la tasa del suicidio en México.

En 2007 al menos seis millones de personas pensaron en suicidarse en México y lo consumaron 3 mil 620. Es decir, 1 lo hace pero lo piensan otros mil 658.

De enero a septiembre de 2009, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses reporta 233 suicidios, 159 de ellos, ahorcados.

No voy a echar ese rollo de que mañana es otro dìa o a la peor oscuridad siempre le sigue la luz. Cada quien sus creencias.

Pero cuando un país tiene una sociedad que piensa o logra suicidarse, algo debe de estar pasando que no se atiende.

El tema Briseño ya dio de sí y después de la efervescencia de los últimos días, ya pasó a último término.

Murió y ya. Simplemente. Ahí queda su historia, como la de otros tantos que ven que las cosas no salen.

No es sólo el escape o la puerta falsa,

La depresión social no es un asunto de alegría fallida.

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