martes, noviembre 21, 2006

Gabinetito

Por primera vez en los útimos años, la ceremonia del 1 de diciembre, que marcará el inicio del periodo presidencial de Felipe Calderón, tendrá como invitados especiales a 2 mil 500 elementos de la Policía Federal Preventiva, además de 400 guardias presidenciales que están a cargo de la seguridad en el salón de plenos.
Es una pena que en el festín de la democracia la imagen que México da al mundo sea el de una ingobernabilidad de ese tamaño.
Primero, el de un Presidente en funciones que le urge irse, el de un Presidente que se autonombra “legitimo” en un absurdo digno del surrealismo y el de un Presidente electo, que muestra, antes de iniciar, un pavor para gobernar a todos.
El primer muestrario de gabinete no es más que un anuncio anticipado de componendas. Un gabinetito. Dejar en Turismo a Elizondo es una muestra de cómo se premia la ineficacia. Poner en Trabajo a un experto en telecomunicaciones y en Comunicaciones a un funcionario que pudo servir más en Trabajo, es otra muestra del pago de deudas. Y qué decir de Sojo en Economía. Sobre Casterns en Hacienda, es todavía peor el asunto, no tanto porque no lo merezca, sino porque suena a obedecer una orden del FMI. Lo de la mujer en Energía, pues ahí si no hay nada qué comentar, ya que su perfil suena adecuado. Sin embargo nada más aclararle a Calderón que no es la primera mujer encabezando una secretaría estratégica, ya que Turismo y Desarrollo Social, también lo son.
Falta esperar la suerte de Ramírez Acuña, quien ya pidió -y se le otorgó- licencia como gobernador de Jalisco.
Aunque muchas veces lo negó cuando yo estaba al frente de Pulso Informativo, Francisco Ramírez Acuña, ya sabía que su destino eras no terminar su periodo hasta el 1 de marzo de 2007.
Lo hemos dicho desde siempre, que el destape de Calderón que protagonizó el ahora ex mandatario estatal, no fue producto de una aventura, sino de una orden. Calderón fue siempre el “candidato oficial” y ese teatro estaba listo para fabricar su camino.
Acuña irá al gabinete en un cargo que no merece. Si es Desarrollo Social o Gobernación o Seguridad Pública, deberá acordarse de dos renglones que olvidó en Jalisco: los pobres y marginados y que los Derechos Humanos son para todos, aún para los más delincuentes o los más desvalidos.
Así como en la entidad que administró prometió apoyo al campo -y no cumplió-, a nivel federal sí tendrá que rendir cuentas.
A donde caiga también tendrá asuntos que no supo o quiso aclarar. El caso de la discriminación a los grupos opositores y el uso de la fuerza para acallarlos, y su oposición radical contra los que votaron por AMLO.
Quizás lo mejor que pudo sucederle a Ramírez Acuña fue caer en la cámara de diputados o en el senado, donde le hubiera salido lo mejor que sabe hacer: negociar y cabildear, sobre todo en lo oscurito.
Ahora como secretario de algo, Ramírez Acuña deberá ser menos soberbio y más abierto a los medios, asuntos que no van con su naturaleza.
Ramírez Acuña políticamente cumplió en Jalisco. Le dio a Felipe Calderón la entidad que ganó con más votos a su favor y le quitó a López Obrador la mitad de los votos que se le prometieron y lo mandó hasta el tercer lugar de preferencias.
Y a cambio de eso, nuevamente, las improvisaciones.
Felipe Calderón inicia así su periodo. Con pago de cuotas, temeroso y custodiado. Vaya con lo que se nos presenta.

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