jueves, febrero 28, 2008

Epicentro de Leonardo Schwebel

Hace algunos años pasé el puente del 18 y 21 de marzo en Acapulco. Era la época que el día de la expropiación petrolera era considerado inhábil e histórico. Las crónicas de la época enfatizan cómo se arremolinaba el pueblo para donar al gobierno lo suficiente para que se juntara lo necesario y se pagara la deuda contraida contra las empresas privadas que saqueaban nuestro petróleo. En ese tiempo no se mencionó que pasaron treinta años, de aquel 18 de marzo de 1938 a 1968 para que se cumpliera con las indemnizaciones por la decisión acordada por Lázaro Cárdenas.
Este año se cumplen 70 y el epicentro está en permitir constitucionalmente la inversión privada nacional y extranjera. Hoy se hace y lo vivimos y consumimos. Al menos 25% de nuestro gas y 40% de la gasolina la compramos. es un juego macabro. Si PEMEX es de los mexicanos, pagamos por extraer pretroleo, pagamos porque alguien de un país tan desarrollado como Trinidad y Tobago la refine, pagamos por ese producto y todavía nos lo suben dos centavos al mes por litro. Hoy la "verde" como le dicen en Guadalajara cuesta 7.05 pesos y la "roja"$8.82 y el diesel con $5.97.
Máximos precios en los últimos 70 años.
La mítica reforma energética, ya que hoy en MEDIOS UDG NOTICIAS, desde el epicentro de la información, con Leonardo Schwebel, el diputado vocero del grupo parlamentario del PRI en la Cámara dijo en entrevista exclusiva que "la iniciativa no ha llegado" por lo que se discute algo a medias y de oídas. Escuche esa entrevista en este Blog o en el servicio de Podcast http://www.podcastudg.com/medios.xml
No sólo eso, se ha documentado como el Secretario de gobernación, el baby Juan Camilo Mouriño, se benefició, junto con su familia, de negocios petroleros pese a que sólo 1 de sus 38 gasolineras (imagínese ustes esa franquicia) pasó la prueba de PROFECO de litros de a litro.
Ya hemos documentado en este Blog el nexo político de Calderón y sus muchachos en lo que puede ser de facto el nuevo consejo de administración de PEMEX.
Poner en la Constitución (meollo del aunto) la posibilidad de privatizar, aún con los candados respectivos, es dar el banderazo a legalizar lo que hace 70 años se expopió.
La orden viene de afuera. Para las cosas a la mexicana, es muy fácil seguir como estamos: Hacemos como que PEMEX es mexicana, la chupamos, la usamos, nos gastamos la lana y que la gente pague cara la gasolina el gas y la luz.
Sólo que hay un detalle. Si queremos acabarnos bien el petróleo y chuparle todo a ese envase que nos ha mantenido como moneda de cambio, los inversionistas extranjeros no quieren otro Cárdenas que llegué (léase Lopez Obrador) a expropiar el negocio. Por eso lo quieren por escrito, en letras pequeñas y en la Constitución.
El vocero del PRI no se atrevió a decir lo que sabemos de Mouriño y CIA. Dijo que lo exhortarán a que no meta las manos (ja ja ja), lo cual ya parece como tardío puesto que su familia se ha embolzado 100 millones de dólares en un tiempo récord.
Si no hay reforma en Constitución, no hay lana. Así de simple es la sentencia exterior. Esa es la promesa de Calderón a quienes hicieron posible que ganara (no me refiero a los votantes).
Esto no es cuestión de nacionalismo o necesidades o si PEMEX es o no de los mexicanos (un PE-USA) es simplemente un negocio redondo y que ya quieres que sea firme y legal.
Sólo así habrá inversión (privada, nacional o extranjera) y por lo tanto, empleo.
El presidente del empelo (empleado de esas empresas) se juega todo en estos días. A 70 años de la expropiación, las cosas suenan igual:

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