lunes, mayo 19, 2008

Guerra para perder

Epicentro de Leonardo Schwebel

En el programa de TV de Óscar Ábrego, De Frente al Poder, a principio del año pasado, me atreví a decir que Calderón estaba amenazado por el narco. Semanas después de esa afirmación, el propio Presidente lo admitió y desde ese momento se creó un cerco para cuidarlo mejor.
En ese mismo programa, insisto, transmitido en los primeros meses de 2007, también señalé que todo este despliegue de la guerra contra el narco era un asunto mediatico y que en el fondo se trataba de un negocio.
Ya se confirma.
La secretaria de Estado, Condoleeza Rice, no está muy convencida de las acciones y exige procedimientos para asegurar que las fuerzas militares y policiacas no están involucradas en violaciones a los derechos humanos y corrupción.
Sí, uted y yo pensamos lo mismo.
Si el Plan Mérida depende de eso, ya no se hizo, a menos que sí acepte el gobierno los tres millones de dólares para un registro nacional unificado de policías, que la primera vez que alguien me lo dijo en entrevista, aunque seguramente se ofreció antes, fue cuando Lozano Gracia se hizo cargo de la PGR al inicio del gobierno de Zedillo en 1994.
En concreto el negocio es de 350 millones de dólares.
Aunque la suma es atractiva, en realidad es lo que cuesta la soberanía de un país como el nuestro y es mínimo comparado con lo que el narco saca y mete con la complacencia de autoridades.
Los recientes hechos de violencia, por otro lado, confirman que los operativos no han servido de mucho y que hay una especie de celo protector a las huestes narcas de El Chapo, y el gobierno debe explicar por qué tanto énfasis en ciertos grupos y no contra los demás.
Si vemos que localmente se protegen los capos policiacos y prueba de ello es lo que le ha pasado a la policia Verónica López, a quien no la dejan ejercer ni en Tlajomulco ni en El Salto, después de denunciar acoso sexual, hostigamiento laboral y permisividad en narcotienditas de parte de los jefes policiacos de Tlajomulco, volvemos a la premisa que esta guerra está hecha para perder a propósito.

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