lunes, febrero 09, 2009

Pesadilla de miedo

Epicentro Informativo de Leonardo Schwebel

Uno de los privilegios de la democracia está en votar, ser votado y elegir a quien nos representará. Claro, esto es un sueño que se ha convertido en pesadilla.
Alguien dirá, parafraseando a Churchill, que la democracia es el peor sistema de gobierno, pero el mejor que tenemos.
Después de tanta decepción hemos pasado del conformismo (un candidato, de un partido) a la euforia (las promesas del cambio) a la confrontación (urnas vs. casillas) y ahora hemos regresado al peor: más vale malo por conocido….
La encuesta de El Universal revela lo que está presente: si algún partido está vivo, es el PRI.
Lo que hicimos fue caminar hacia delante y llegar atrás.
Si para el jefe del PAN y del país, gobernar es estar en el infierno, peor para quienes los sufrimos. Y el PRD, que logró un avance por el factor López Obrador, vive una crisis interna. Llegaron a la final del campeonato y antes de la tanda de penales, se dividieron.
Como los Tecos, se pelean en el interescuadras.
De los chirris, ni hablar y ahí tiene el caso de Prianal (PRI y PANAL) de Jalisco y otras entidades. Lo que convierte a Beatriz Paredes y Elba Esther Gordillo en símbolos sexuales (vea Cúpula de Mural del lunes 9 de febrero), porque todos quieren con ellas.
El mensaje que llegó al blog de Epicentro Informativo me parece congruente:
Cuando usted vote el 5 de julio, depositará –mínimo- 500 pesos para que alguien gané entre 80 mil y 150 mil mensuales (según el sapo, la pedrada) y que durante 3 años ó 6, tenga una vida de lujo.
Pagará las universidades de sus hijos, las bodas de sus hijas y la casa soñada de la esposa, además de un auto de lujo.
No volverá a saber de esa persona y si lo encuentra para exigirle cuentas, no pasará de un cúmulo de pretextos: el calentamiento global, la crisis mundial, el conflicto en la Franja de Gaza, las explosiones solares. Lo que sea es bueno.
Yo si me reservo el derecho a que me interrumpan.
O sea, NO quiero que me interrumpan.
No quiero que me interrumpan por teléfono (aunque no fui incluido en la lista privilegiada de 499 mil), no quiero que me interrumpan mientras veo perder a mi América (aunque sí inicio una campaña de ¡Fuera Pelado!!!), no quiero que me muelan mientras me caigo en bici en la Vía Recreactiva que –dicho sea de paso- funciona bien.
Me dirán que van a solucionar que esté desempleado, que me van a dar más seguridad, que todo será maravilloso.
Yo calculé un nivel de participación de 30 por ciento el 5 de julio, aunque los politólogos expertos se van por 40 ó 50 por ciento.
Yo voto -sí- por ir a las urnas pero NO votar por nadie.
Es decir, respetar mi derecho a interrumpir sus deseos de fama y fortuna.
Poner una espantosa X a todo y ya ver, al final, si alguien supero a esa X.
O sea cumplir con la ley, con mi obligación ciudadana, con mi derecho democrático, pero no hacerle el caldo a nadie.
Sería una buena forma de inconformarnos y decirle: los que votamos, no confiamos en ti.
Tal vez sea una tontería u otro sueño guajiro, pero prefiero eso, a despertar asustado con la pesadilla de ver a Beatriz Paredes o Elba Esther Gordillo como símbolos sexuales…Noooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!

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