miércoles, marzo 18, 2009

Lost

He tratado de no perderme algún capítulo de Lost, la serie que narra la vida de sobrevivientes de un avionazo en una isla rara. La serie ya va en su quinta temporada y este miércoles 18, es el segmento 9. A reserva que hay cosas extrañas como viajes en el tiempo, muertos que reviven y demás aventuras, lo que más me llama la atención es la reacción humana en un momento de auténtica crisis. Hasta el momento han pasado más de 100 días perdidos, pero en ese lapso ha habido amores y desamores, lealtades y deslealtades, traiciones y mentiras, romances y olvidos. Como buen thriller entretenido, lo que menos se espera, sucede, pero en relación con la naturaleza humana.

Como tal, ya en la vida real, nunca podré entender el caso Fritzl.

La exposición del tema llama la atención en todos los sentidos. No concibo que alguien haya encerrado a su hija, la haya violado, haya engendrado hijos, tenga a todos en un sótano, y que nadie se haya dado cuenta.

Estamos hablando de una vida de 24 años encerrados en una situación que asombra y atemoriza.

Hay que anexarle a esta novela de auténtico terror, que todo sucede en un país como Austria, que es del primer mundo.

Hemos sido últimamente testigos de situaciones extremas que ponen en riesgo nuestra capacidad de entendimiento. Si en la naturaleza representamos a los seres pensantes, habría ya que analizar lo que sucede.

Ahora en México hemos llegado a acostumbrarnos de decapitados, cocinados tipo pozole y una violencia extrema que jamás llegamos a imaginar.

En aras de quién sabe qué, nos enteramos de secuestrados por años; ahora está la historia de un sueco que pasó 2 años en manos de las FARC colombianas.

Ejemplos sobran para quedarse con la cara de what de todo lo que un ser humano puede hacer por otro.

Pero a la par de ver Lost, he estado pendiente de otra serie, ésta de dinosaurios. Sobre ese tema salen ahora a la luz dos casos. Uno, de un monstruo marino cuyas dimensiones superan cualquier Parque Jurásico. Otra historia, de hace 90 millones, narra la historia de cómo fueron cazados unos dinosaurios en una trampa de lodo.

No hay juicio que valga (ni siquiera con los dinosaurios). ¿Qué castigo es suficiente para un Fritzl, un pozolero, un decapitador, un destripador y demás linduras de nuestra historia humana.

Sin embargo, pese a todo, siempre será mejor enfrentar esas historias reales con leyes, con juicios. No jugar al Rambo y acabar con los malos del mundo matándolos sin ton ni son.

Aunque duela, aunque hay que vivirlo para entenderlo, siempre será mejor un Fritzl juzgado y remitido a la cárcel de por vida, que juicios sumarios .

Tal vez así sea el mundo que habitamos y que nos heredaron los dinosaurios. Un sistema complejo, una eterna lucha entre el bien y el mal, una forma de demostrar que aunque estemos en Lost, debe haber un final feliz…espero.

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