viernes, mayo 22, 2009

Cuando el destino nos alcance

No, no es cierto: los próximos trimestres no mejoraremos el Bruto Producto Interno.

Este 8.2 de los primeros tres meses del año y el 1.6 del último periodo de 2008, suman casi 10 por ciento de decrecimiento económico. Será en el próximo lapso cuando entren las bajas por el desfase de la influenza H1N1 y el bajón comercial y turístico, aunque seguramente habrá mayo consumo.

Como bien lo explica Reynaldo Lozano este viernes en Epicentro Informativo, otra razón para que esto no mejore es porque el gobierno no ha atinado en sus soluciones. Ni foros, ni alegatos, ni buenos deseos, han funcionado para revertir lo que está encima. Insisto, no estamos peor porque afortunadamente la crisis nos tocó en época electoral, así que entre obras, obritas, campañas, hay un flujo económico que soporta algunas caídas.

Después de la influenza, viene el fin de las campañas. El resto del año será más malo en los indicadores porque tampoco hay correcciones.

En otros momentos hemos aguantado ciertas crisis, pero teníamos un aval que nos soportaba. Ahora no: Durante los primeros cuatro meses del año, el volumen de crudo vendido a los diferentes clientes de México en el mercado internacional generó ingresos por 6 mil 142 millones de dólares, 60% menos que los 15 mil 404 millones de dólares reportados en el mismo periodo del año pasado, informó Petróleos Mexicanos.

Otra fórmula para sortear la cotidiana crisis ha sido a través de la reactivación del mercado interno. Una nacionalización disfrazada. Para exportar –lo que siempre salva- hay que producir. El problema es que ahora las condiciones no están para eso. Invertir y consumir lo mexicano, ya no cuadra en un sistema político como el que tenemos.

Otra es franquiciar al país. Es decir, al revés. No exportar sino atraer mercado. Hacer de México una gran maquiladora, como lo intentó –y casi le sale- a Zedillo. Pero ya ahora, con esto de la globalización, hay decenas de países (principalmente de le ex Europa oriental) que tienen más calidad en su mano de obra y menos restricciones burocráticas.

¡Vamos! Las fórmulas de antes ya no son óptimas. Ni producimos suficiente petróleo, no hemos abierto nuestros mercados y consumimos lo que nos traen de fuera.

Ya comentamos la disminución sustantiva del gasto público y adelgazar la panza burocrática, pero en veda electoral, es impensable.

La manera que se ve más próxima y que también se ha dicho aquí, es la de arancelar la mano de obra. Es decir, legalizar la migración. O sea, permitir que se vaya lo mejor de México –como el mismo Calderón lo calificó- tanto de obreros, campesinos, profesionistas.

Ya lo hicimos y suena a que lo volveremos a hacer: reconstruir la economía estadounidense a través de nuestro trabajo.

Obama está listo, Calderón está listo. Nosotros, quién sabe.

Mano de obra y recursos naturales.

No, no le crean a nuestros expertos cuando nos dicen que esto va a mejorar. Lo peor, apenas empieza.

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