miércoles, mayo 06, 2009

Democracia dormida

Reciclados, repetidos, resucitados, reincidentes, renovados, renacidos

Terminada una fase de la contingencia virulenta, cuando ya supuestamente esta semana entremos a la normalidad, vendrán a contagiarnos con las vanidades de los candidatos.

La aparente cautela del inicio oficial de este proceso, tendrá bríos que acabarán por añorar la influenza.

El año pasado entrevisté en Guadalajara el Premio Nobel, James Watson. Watson tiene actualmente 81 años y junto con Francis Crick y Maurice Wilkins, desentrañaron la estructura en doble hélice de la molécula del ADN. Ante tal oportunidad, tenía que resolver la incógnita que siempre he tenido: ¿los políticos tienen un diferente componente genético al resto de los humanos?. ¿Hay algo que los haga igual, que hablen de lo mismo, en el mismo tonito, con el mismo semblante? Watson me dijo que no. Sólo me aclaró que el poder, como otras circunstancias de la vida, es lo que nos hace tomar ciertas determinaciones.

Ni modo. A soportar toda clase de ideas que son las que otros han dicho y que a su vez vienen de una larga trayectoria de discursos archivados.

La mayoría de los candidatos a diputados locales o presidentes municipales de la ZM de Guadalajara y anexas, es veinteañero o treintañero, universitario, con trayectoria en diversos cargos; pero además, fieles a la causa que los cobija; es decir, jóvenes que pueden ser talentosos, pero que para llegar hasta donde están, han tenido la suerte, la suerte de someterse.

Como bien aleccionados, continúan al pie de la letra un guión de un teatro que lleva miles de representaciones.

Pero sus aparentes juventudes de edad y contexto, en realidad no concuerdan con su pensamiento arcaico de compra de votos, acarreados, promesas que no cumplirán.

He visto lo similar con otros veinteañeros y treintañeros que acaban siendo atrapados en la red del poder.

No hay nuevas ideas, ímpetu, no hay evolución, no hay transformación. Y no hay por qué, ya que el sistema de competencia permite que entre a un ayuntamiento, esencialmente como regidor, cualquiera sin méritos.

Esto debería ser como una prueba de talento de la tele, algo especial que traiga ese candidato, algo único, pero para ello requeriríamos de una democracia renovada y una reforma de Estado que reglamente, por ejemplo, la rendición de cuentas, la revocación de mandato y la reelección como premio. Lo que sucede en la vida real es un chapulineo donde alguien con buena dosis de suerte, pasa un periodo como regidor, otro como diputado local, otro como diputado federal, otro como presidente municipal, sin que nadie tenga certeza de cuáles virtudes le han hecho sobrevivir del erario 12 ó 15 años consecutivos. Ejemplos sobran.

Se repetirá la escena de aquel diputado local cabeceando de sueño en una sesión de trabajo a la 11 de la mañana, (eso sí, con cubrebocas, por sí se le cuela la influenza), un lujo que nosotros no nos podemos dar. Un personaje de esos se lleva en nómina 53 mil 617.65 pesos quincenales.

Ese diputado local, de nombre Juan Carlos Márquez Rosas, que de dipu-table pasó a diputado-dormimundo, es candidato a diputado federal. Entre otras cosas, es presunto diputado de Jalisco en la comisión de responsabilidades. Encabeza, por cierto, la comisión de justicia. En su trayectoria, tomó un curso titulado: Taller de Ética y Valores en la política.

Y así es esto, una película con otros actores, donde ya conocemos el final.

No hay comentarios.: