miércoles, mayo 13, 2009

Narcopresidentes

No voy a mencionar su nombre porque el comentario es lo que se conoce como off the record, fuera de micrófonos, en ese caso, fuera de cámaras de TV. Le pregunté a un gobernador ¿cómo le había hecho para bajar los índices de narcotráfico? Y me contestó –insisto, sin ningún medio de testigo-, “pactando”.

Negoció que no distribuyeran la droga en su entidad, a fin de entregar buenas cuentas en sus informes. Ese gobernador iba por la grande y contendió por ser el mero mero.

En dos días se ha abierto la cloaca de los narcopresidentes.

Primero (12 de mayo) fue Madrazo que puso el dedo contra Fox y Zedillo. Los acusa de estar cerca del dinero del narco.

Este miércoles (13 de mayo) fue de la Madrid, quien en una frase revolvió el pasado: “Conseguía contratos de gobierno, se comunicaba con los narcotraficantes”.

Se refería a Raúl Salinas, el hermano incómodo de Carlos Salinas.

En una entrevista con Carmen Aristegui, de la Madrid, que hace unos días andaba enfermo, dijo: “con los que le dieron el dinero para llevárselo a Suiza”.

No alcanzó a soltar la sopa y ya cuando iba enfilado, como que le dio amnesia temporal.

Como sea, ya más tarde, de la Madrid, que vio en Salinas a su hijo pródigo, ya se desmintió a sí mismo.

Ambas acusaciones, hechas por personajes muy ligados a la política real, ponen énfasis en algo que todos saben pero no lo habíamos escuchado tan directamente.

Para vencer al crimen organizado, hay que negociar con ellos.

Sin pruebas a la vista, tan sólo los dichos, vendrán las acusaciones mutuas. Por lo pronto con esto el PAN tendrá materia y sobre todo certeza a sus afirmaciones de campaña, que detrás del PRI ha estado el narcotráfico. Ese gobernador que me confesó su secreto, también es del PRI.

Detrás del narcotráfico hay poder y muchos de los poderes están ligados al narco, directa o indirectamente. Por ello no suena descabellado, al contrario, pero sí llama la atención que estas declaraciones se den ahora. También llama la atención que en esta guerra contra la influenza, los narcos se hayan quedado algo quietos.

Como que ya se nos olvidó que estamos en guerra contra los malosos narcos.

Calderón entró a la presidencia con poca credibilidad y personalidad. Había que ponerlo en el pedestal y a alguien se le hizo muy fácil hacer una guerrita. Táctica muy republicana. Así Calderón se hizo héroe y mártir, y a los mexicanos nos encanta esa combinación.

Sus 10 mil y cacho de muertos son ahora nada comparados con los 60 por influenza. Ya cambió de bando: de súper policía a súper doctor.

“Para ser Presidente, y yo quiero serlo, debo pactar con los narcos”, me dijo aquel gobernador.

Ahora vendrá la guerra de declaraciones. Lo que sea con tal que nos olvidemos de la influenza, que tanto daño nos ha hecho en la salud y la cartera.

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