miércoles, junio 24, 2009

El fascismo violador

Conozco la historia de una joven jalisciense de 18 años que tiene dos hijos: el mayor, de cuatro años y el menor, de ocho meses. Sí, tuvo su primer hijo a los 14 años y desde los 12 mantenía relaciones con su pareja. No fue violada ni obligada, tuvo sexo por voluntad, aunque sí admite que fue por inmadurez: “mis padres se separaron y él se aprovechó de eso”. Llegaron a vivir juntos y ahora ella está sola, sin trabajo, ni dinero. “No pude terminar la secundaria por el primer embarazo”. Sin decirme cuántos, señala que él le lleva algunos años. Como sea, tiene una pésima ortografía, desconoce lo que sucede en general, se ayuda con lo que su mamá le da. “Él ve a sus hijos los domingos y cuando puede me da dinero, pero siempre una miseria”. Busca empleo pero está cierta que no sabe nada. “Lo que sea es bueno”. El lo que sea es muy amplio y sabe lo que significa. “Soy cristiana, no católica, y creo en lo que dice la Biblia”. Considera a sus hijos “una bendición de Dios”.

Nunca, por nada del mundo –asegura-, pasó por su mente aborto.

“En Jalisco durante el primer semestre del 2007, se atendieron 33 mil 210 eventos obstétricos en las diferentes unidades de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), de los cuales el 25 por ciento correspondieron a adolescentes” señala un documento oficial.

Eso significa que anualmente 8 mil 300 niñas-mujeres tienen hijos en Jalisco (cifra que corresponde a las que se atienden en hospitales o clínicas públicas del sector salud)

La Encuesta Nacional de la Juventud (2005) indica que la mayoría de adolescentes inician su vida sexual entre los 15 y 19 años; sin embargo, se encuentran casos de inicio de la vida sexual en la etapa de 12 a 14 años.

Además:”el embarazo no planeado en la adolescencia es un problema de salud pública, que se clasifica como un embarazo de alto riesgo debido a las complicaciones que provoca en la salud de la madre y del niño”.

Ante estos datos, resulta por demás inexplicable que el gobierno mocho de Emilio González impugne ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación la Norma Oficial que previene y evita embarazo por violación.

No es una cuestión de moral o moralinas, es tan sólo la capacidad de elegir. Y ese derecho refleja el espíritu de la democracia y la libertad.

Obviamente las violaciones no sólo ocurren en jóvenes, lo que acentúa la problemática. Cualquiera de los especialistas del tema sabe que una violación no se trata de sexo sino de de poder. El caso de una mujer violada no tiene nada que ver con penetraciones genitales, sino con el ninguneo social. Una mujer violada es una mujer que ha sido disminuida a la escala más baja de la sociedad. Que esa mujer pueda decidir es un derecho para quien ha sido degradada.

En Jalisco, el aborto está despenalizado cuando es producto de violación, cuando está en peligro la vida de la madre o ante malformación del feto. Una mujer podría apelar a estas circunstancias para solicitar a un juez la interrupción del embarazo. Hoy, además, está vigente la norma NOM-0046-SSA2 2005, que determina la atención expresa de la violencia intrafamiliar y sexual, y marca la obligación de ofrecer esta atención médica, en hospitales públicos o privados, en el caso expreso de violación.

El caso que presenté al principio es uno de los tantos ejemplos que hay. Esa jovencita ya tiene edad para votar “aunque no sé nada de eso”. Ella optó por sus hijos, pero hay otras que no tendrían esa posibilidad porque en Jalisco se les prohibiría elegir y eso sí es una violación a su libertad humana.

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