martes, junio 23, 2009

O la lá

Por su afán protagónico, Calderón acaba de meterse en un lío diplomático que le puede costar caro.

Calderón ha optado por marearnos con su elocuencia y se ha convertido en doctor (influenza), Intocable (narcotráfico), agente de viajes (Vive México), ambientalista (cambio climático) y ahora en justiciero por el caso de Cassez.

Según la justicia mexicana, Florence Cassez es una delincuente, secuestradora y miembro de una banda del crimen organizado.

El gobierno francés ha solicitado -por las buenas- que su ciudadana sea trasladada a ese país para cumplir su condena.

La visita reciente de Sarcozy y Carla Bruni, no fueron suficiente, ya que buena parte de la sociedad francesa reclama a su paisana.

Un presidente no puede rebajarse a ser una especie de vocero de la secretaria de Relaciones Exteriores y mucho menos, portavoz de una decisión que a Calderón, como jefe del ejecutivo, no le compete.

Nuevamente se involucra en asuntos que son labor de los otros poderes.

Vea este indicador: “En el último año, México retrocedió en 10 de los 12 pilares evaluados por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) para analizar la competitividad del país. Los mayores deterioros se registraron en los rubros de innovación, eficiencia del mercado laboral, estabilidad macroeconómica e instituciones. En esta materia fueron determinantes la expansión de la delincuencia organizada y la caída de la confianza de la población en los políticos. Irene Mia y Emilio Lozoya, del WEF, llamaron a replantear las políticas públicas y concretar las reformas estructurales a pesar de los costos que puedan generar”.

El presidente del desempleo tiene una crisis de identidad.

No puede meterse en todo y en lo que sí, no le sale. Ya hasta le habló a Aguirre para que dirija la selección de futbol.

La respuesta oficial del gobierno francés no cuestiona la culpabilidad de Cassez, pero sí el procedimiento internacional: "Al respecto, cabe hacer notar, que por un lado la asimetría de las penas francesa y mexicana era conocida por la parte mexicana antes incluso, del inicio de los trabajos del grupo de especialistas y, por otro lado, que México no había formulado ninguna reserva en cuanto a la adaptación de penas, cuando decidió su adhesión a la convención de Estrasburgo".

Y ese es el problema en esencia.

El lío viene en este documento: México resolvió "de manera unilateral" concluir el trabajo de la comisión "sin que un informe conjunto, solicitado por los Presidentes, haya podido establecerse".

No pongo en duda la culpabilidad de Cassez y sí debe hacerse justicia a las víctimas, lo que cuestiono es que nuestro presidente haga todo esto para ganar puntos de popularidad.

Francia no se va a quedar con los brazos cruzados y como quien dice, viene lo bueno.

Sería bueno que Calderón, entre sus múltiples personalidades (que cualquier psiquiatra calificaría de complejo de inferioridad), se pusiera a trabajar de Presidente.

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