Lo que más presente tengo del Muro es que una compañera, Evelyn Lapuente, estaba en esos rumbos ese año y me trajo unos trozos que guardaba como tesoro, hasta que una señora de limpieza se le hicieron basura. Efectivamente ¿a quién se le ocurría guardar piedritas?
También el Muro fue escenario de una novela que escribí hace tiempo que comienza en el temblor del 85 y acaba el 9 de noviembre (bueno, más bien el 10) de 1989.
Como sea, el Muro de la Ignominia cumple 20 años de paso libre, pero hay un muro que aún no ha sido roto a martillazos o conciertos.
Veinte años después el nuevo muro es el económico-comercial.
Si bien los países del Este tenían regímenes totalitarios en su mayoría, aún con las nuevas democracias, su situación sigue siendo de ser los del otro lado del Muro.
Tan sólo algunos datos de desempleo en septiembre de 2009 dados a conocer por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, de esos países liberados en Europa.
Eslovaquia con 12%
Hungría con 9.7%
Polonia 8.2%
Para dimensionar estas cifras, Austria y Dinamarca fueron los únicos países que mejoraron sus tasas de desempleo; el primero pasó de 4.8% a 4.7%, mientras los daneses fue de 6% a 5.9%.
La de México, uno de los 30 países miembros de la OCDE, fue 6.1%.
Sin embargo también hay que rescatar que muchos de esos pueblos oprimidos políticamente, han aumentado su desarrollo en estos veinte años.
Muchos de esos países estarán con más ventajas de inversión que otros semejantes o peores, y eso generará mayor inversión.
Ni que decir de Alemania, protagonista del ese Muro de 1961 a 1989, que sin barreras, se ha fortalecido, lo que no deja de ser un peligro en todos los sentidos.
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