sábado, diciembre 05, 2009

Los esclavos de Liverpool

El miércoles 2 de diciembre, el secretario general de la ONU, habló sobre la esclavitud con motivo del día internacional. Esa fecha nos pasó de noche porque parecíamos estar ajenos a la problemática.

La cloaca destapada un día después en Iztapalapa reveló que en la condición humana existen quienes son capaces de infringir los castigos más crueles y quienes soportan aquello por alguna razón inexplicable.

Alrededor de esto hay una serie de responsables que más valdría poner en orden.

Primero, no existe un marco normativo que revise centros de rehabilitación. No sólo éste caso es evidencia, hemos visto de otros donde sicarios han llegado a ejecutar como si se tratara de fusilamientos en masa. Aquí en Jalisco, en un reportaje presentado cuando estaba en Más que Noticias, se dio a conocer una historia de un rehabilitado de alcoholismo cuyo testimonio haría considerar a un campo de concentración como un hotel de lujo. También en Radio Universidad y en La gaceta, se difundió lo que sucede con las costureras de San Miguel el Alto, que viven una explotación que no se atiende. Ese reportaje mereció el Premio Jalisco de Periodismo 2008. Así que no estamos ajenos a ello.

También hay que considerar el comercio. El testimonio de uno de los esclavizados es evidente: “Pilar dijo que eran obligados a elaborar miles de pinzas y bolsas de la tienda departamental Liverpool”.

Así como hemos escuchado de cómo se esclavizan en maquiladores a miles de trabajadores del mundo, aquí hay una mano de obra abaratada que alguien compra.

Las autoridades de Liverpool, la tienda que es parte de MI vida, deben de dar una respuesta clara de esas maniobras cómplices.

El tercer tema tiene que ver con el asunto de la rehabilitación. El propio procurador del D.F. lo señaló: Miguel Mancera Espinosa detalló que algunos de los familiares de las personas recluidas en dicho centro se limitaron a defender el establecimiento al decir que era un tratamiento.   “Pero el testimonio directo de las víctimas indica que eran maltratados. Es notorio el maltrato físico y ellos nos hablan de cómo estaban y lo anterior se confirma con la propia inspecciones ocular que se realizó”.

Pero no nos quedemos ahí.

En nuestro entorno las formas de esclavitud están a la orden del día.

Lo que se ha narrado de los esclavos migrantes y las condiciones en que son llevados al otro lado evidencian la falta de atención.

Mi abuelo vivió en un campo de concentración en la época nazi y su narración refleja la lo más bajo en que puede caer alguien. En aquella época era una situación extrema de guerra y exterminio nazi, de la que mi abuelo salió a expensas de ese instinto de sobrevivencia que te hace realizar lo inimaginable.

Lo que hemos vivido ahora tiene una razón que va ligada a la miseria y al hambre.

Esta editorial de La Jornada lo sintetiza mejor que nadie: Las consideraciones referidas abren la perspectiva de que el caso de “Los Elegidos de Dios” constituya sólo la punta del iceberg de un problema mayor, lo cual permitiría ponderar el grado de violencia y descomposición social y moral en que está inmerso el país como resultado del crecimiento de la pobreza, la marginación, la desigualdad, y también la insensibilidad de las autoridades de los distintos niveles para combatir tales fenómenos en sus causas originarias.

Como nos pasó de noche, vale la pena recordar lo que dijo el secretario general de la ONU: “Llamó a incrementar el combate contra la pobreza y la inequidad social, las cuales hacen a las personas vulnerables a la esclavitud. Entre las distintas formas de esa sumisión, el dirigente de la ONU mencionó la esclavitud por endeudamiento, el vasallaje, el trabajo infantil y el forzado, la servidumbre y el tráfico de personas y de órganos humanos. También citó la esclavitud sexual, el matrimonio obligado, la explotación de prostitutas y el uso de niños como soldados. Explicó que la mayoría de las víctimas son pobres y excluidos de la sociedad, entre los que sobresalen las minorías y los inmigrantes”.

Y visto así, muchos podríamos ser los esclavos de alguien.

No hay comentarios.: