jueves, diciembre 10, 2009

Uno menos

Juanito terminó como empezó y por dónde debe de estar: la puerta de atrás.

Se le descubrió su irregularidad en su acta de nacimiento y fue suficiente para que dejara el cargo en Iztapalapa a cambio que la ley se haga ojo de hormiga.

Ni Clara ni Acosta. Ninguno de los dos será delegado y en eso quien gana es la gente de esa demarcación que conozco y donde viví muchos años.

La limpia le salió sucia al tal Juanito que con esto, espero, termine sus aspiraciones políticas y regrese de donde vino.

Me da pena por El Caballo Rojas, encargado de la cultura, que seguramente tendrá que regresar a sus películas y obras artísticas.

Espero que con este final termine esta telenovela de terror que demuestra que en eso de la democracia no somos muy inteligentes que digamos.

Ya habíamos señalado que a quien le ponen alas, debe volar y al tal Juanito le pusieron alas, motor y piloto.

Del equipo que entró en funciones y el equipo actual y el que seguramente será el fijo, es un auténtico relajo de cuotas partidistas.

Nuevamente Juanito deja embarcada a su gente y nuevamente miente a la sociedad.

Primero al jurar dejar el cargo, después al pedir licencia por supuestos ataques cardiacos, después regresar y prometer quedarse y ahora irse definitivamente.

Esto es como las viejas películas de El Santo, donde ya estando muerto, de repente revivía.

Espero que eso no suceda con Rafael Acosta o como se llame.

Sin embargo algo debemos de aprender de esta lección y esto es que en el plano de votar y ser botado debemos madurar como sociedad.

Hemos convertido el hartazgo en burla y la burla en un mimetismo social.

Nada nos mueve. Nos inquieta. Nos perturba.

Nos dejamos pisotear, ningunear y dominar.

Juanito o quien sea, jamás debió llegar tan lejos. Muchos medios y políticos también son culpables de poner a volar a pingüino, sabiendo que los pingüinos tienen alas pero no vuelan.

Como sea ya Juanito deberá ser historia….o ¿habrá continuación?

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