Juanito terminó como empezó y por dónde debe de estar: la puerta de atrás.
Se le descubrió su irregularidad en su acta de nacimiento y fue suficiente para que dejara el cargo en Iztapalapa a cambio que la ley se haga ojo de hormiga.
Ni Clara ni Acosta. Ninguno de los dos será delegado y en eso quien gana es la gente de esa demarcación que conozco y donde viví muchos años.
La limpia le salió sucia al tal Juanito que con esto, espero, termine sus aspiraciones políticas y regrese de donde vino.
Me da pena por El Caballo Rojas, encargado de la cultura, que seguramente tendrá que regresar a sus películas y obras artísticas.
Espero que con este final termine esta telenovela de terror que demuestra que en eso de la democracia no somos muy inteligentes que digamos.
Ya habíamos señalado que a quien le ponen alas, debe volar y al tal Juanito le pusieron alas, motor y piloto.
Del equipo que entró en funciones y el equipo actual y el que seguramente será el fijo, es un auténtico relajo de cuotas partidistas.
Nuevamente Juanito deja embarcada a su gente y nuevamente miente a la sociedad.
Primero al jurar dejar el cargo, después al pedir licencia por supuestos ataques cardiacos, después regresar y prometer quedarse y ahora irse definitivamente.
Esto es como las viejas películas de El Santo, donde ya estando muerto, de repente revivía.
Espero que eso no suceda con Rafael Acosta o como se llame.
Sin embargo algo debemos de aprender de esta lección y esto es que en el plano de votar y ser botado debemos madurar como sociedad.
Hemos convertido el hartazgo en burla y la burla en un mimetismo social.
Nada nos mueve. Nos inquieta. Nos perturba.
Nos dejamos pisotear, ningunear y dominar.
Juanito o quien sea, jamás debió llegar tan lejos. Muchos medios y políticos también son culpables de poner a volar a pingüino, sabiendo que los pingüinos tienen alas pero no vuelan.
Como sea ya Juanito deberá ser historia….o ¿habrá continuación?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario