sábado, octubre 28, 2006

Aguas Turbulentas

La autorización del Congreso para liberar la búsqueda de crédito para la construcción de cinco plantas de saneamiento de agua, equivale a que cada habitante de la zona metropolitana de Guadalajara pague casi 900 pesos. Esos 3 mil 500 millones repartidos entre los gobiernos locales y federales, demuestran que el agua cuesta mucho, y más si continúa la tardanza en aprobar un proyecto. En la reciente gira del Gobernador a Asia, le preguntaron cuánto pagaba por traer agua y contestó que no la comprábamos. Vaya dicha. Eso no es común en el mundo. Así como el origen de las civilizaciones se dio alrededor del agua, en algún futuro no lejano, el agua determinará la sobrevivencia. La alerta no es nueva. En su pasarela como precandidato, Carlos Salinas dijo que su programa de acción se basaría en lo que calificó como una Reforma del Agua, lo que obviamente se ahogó en el intento.
Cada vez tomar agua es un lujo. Un litro cuesta más que uno de gasolina. En entrevista, Enrique Dau, director de la CEAS, al día siguiente de su comparecencia ante diputados, me dijo que “el agua barata ya se acabó”. Por eso el tema no debe politizarse sino, al contrario, dejar que fluya. En el análisis de especialistas de la U de G sobre ese tema, hay palabras que envenenan: arsénico y cianuro.
La postura del Congreso, según algunos líderes de bancadas, es “sí al saneamiento, pero Arcediano… quién sabe”. Para Dau Flores, Arcediano, va.
Tanto en su IV Informe como después en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2005, presentado el martes pasado, Vicente Fox no le dedica una frase a lo que califican como el vital líquido.
Si bien hay posibilidades del acuerdo Jalisco-Guanajuato, que anunció el Gobernador, y del apoyo a la Cuenca Lerma-Chapala, no existe, sin embargo, un programa que en estos momento se preocupe por dotar de agua.
Carecen de agua potable cerca de 11 millones de mexicanos. Sin drenaje en sus viviendas hay casi 23 millones. Es decir, para 1 de cada 3, el agua no existe. Todavía más, dos tercios del agua de uso agrícola se desperdicia por falta de saneamiento. Para el presidente de la Comisión Hidráulica de la Cámara de Diputados, Jesús Vizcarra, “de no darle la importancia que requiere la problemática, se pondría en riesgo la seguridad nacional”. De ese tamaño es el puente sobre aguas turbulentas, en alusión a aquella memorable canción de Paul Simon.
Pero en la canción hay un despertar que en nuestra realidad no.
El agua dejó de ser barata y un día de estos, habrá guerras por un vaso. Nuestra urgencia por un proyecto viable va más allá de componendas o negociaciones debajo de la mesa o auditorios o rutas turísticas. Con el saneamiento, que nos costará –insisto- a cada habitante de la zona metropolitana 875 pesos, conviene tender un puente para cruzar y sanear las aguas negras y turbulentas de veneno político.

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