jueves, noviembre 16, 2006

De reversa, mami

No porque se quiera adecuar la actual ley de transparencia de Jalisco representa que está mal y no porque se quiera defender la vigente significa que esté bien.
Para el ITEI: “Los cambios propuestos afectan de manera sustancial el derecho de acceso a la información pública”. Para algunos diputados, la iniciativa dota de certeza las resoluciones “mediante la revisión de la legalidad de sus actos a través del Tribunal de lo Administrativo en caso de duda o inconformidad”.
Para un bando: “El ITEI responde al derecho fundamental de toda persona a tener acceso a la información que se genera con recursos públicos”. Para el otro, “toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales”.
Toda ley es perfectible pero esa meta no necesariamente se cumple modificándola. Que los plazos de entrega de documentos pase de cinco a diez días, como se sugiere, no requiere de debate sino de operatividad. Y posiblemente con un anexo se pueda aclarar un caso de controversia del afectado (ciudadano o funcionario).
Pero aquí las cosas son diferentes en cuanto a la esencia misma de la transparencia. La discusión debió realizarse antes de la iniciativa; y lo central, nunca promover la llamada contrarreforma de manera contradictoria en un albazo en lo oscurito. Como suena extraño que ahora los partidos en pugna, están de acuerdo.
Si bien puede consenso porque con lo nuevo se ampliaría la información que los sujetos obligados deben tener a la vista, el objetivo de toda transparencia es la rendición de cuentas.
La rendición de cuentas no es recetar cifras. No es cuánto costaron unas toallas o la copia de un cheque. La rendición de cuentas es una obligación tácita de todo aquel que responde a quienes le dan una responsabilidad.
La transparencia ni siquiera debería existir porque no es privilegio de quien tiene un cargo hacer con un presupuesto lo que le venga en gana. No solo es inmoral o impropio, es de uso común que no porque alguien tenga un periodo de poder, le da derecho a cumplir caprichos.
La rendición de cuentas tiene que ver con el costo-beneficio. Puedo suponer que un viaje al extranjero implica un gasto y hasta invitaciones y lujos, pero es fundamental que sepamos qué ventajas nos va a dar.
Y ese asunto tan simple ni la actual ni la reformada ley lo contempla como tal. No es posible que en los procesos democráticos actuales un sujeto obligado se vea con un privilegio que ningún ciudadano tiene. Ni usted que trabaja y recibe un sueldo puede distribuir su dinero en lo que guste. A ninguno nos atraen las obligaciones o las deudas, pero lo hacemos y punto.
El castigar de más o de menos, el que el ITEI como dicen los detractores, sea un cuarto poder de facto, no tiene que ver con lo que se pretende: avanzar de reversa. Así, jamás se llega a ningún lado.

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