martes, noviembre 21, 2006

Gordo enmascarado

A “Marcos” lo conocí por teléfono en una entrevista radiofónica que tuvo que coordinarse vía Madrid. Era el momento de la avalancha, cuando todo mundo quería tener contacto con ese personaje que misteriosamente irrumpió aquel 1994. Al finalizar ese año, la revista estadounidense Newsweek lo ubicó entre las tres personalidades más sobresalientes, y directa o indirectamente "Marcos" puso a Chiapas en el mapa internacional.
Hoy veo a “Marcos” en foto. Desgastado, con una gordura propia de la inactividad y pereza, sin chispa y sobre todo, sin argumentos.
Ese hombre que estuvo involucrado con el Ejército Sandinista donde se le conocía como “El mexicano”, que frecuentaba España –según esa entrevista- y que tuvo nexos con los movimientos sociales de Francia e Italia, se ha convertido en un enmascarado de circo de una causa que sonaba noble. Prueba de ello es su reciente convocatoria de menos de 100 personas en Monclova.
Claro que mucho influyó en todo esto el ímpetu de buscar un héroe. Ese 1994 despertamos del sueño y llegaron las pesadillas conocidas.
A más doce años no se ven cambios. Los indígenas son igualmente discriminados, sin acceso a lo elemental y escondidos en la marginalidad.
Detrás de esa historia que empezó como cuento de hadas y se transformó en novela de terror, hay otros personajes que últimamente están resucitando. Detrás de “Marcos” hay políticos, negocios, narcotráfico, y una espantable necedad de un discurso que ya no tiene cimientos.
Ni los indígenas se han sumado al desarrollo, ni hay prácticas democráticas en su entorno y sobreviven en condiciones desiguales tan indignas ahora como siempre.
Vi como las tribus de niños y niñas bien abrían paso a las marchas del EZLN y en los contactos periodísticos que tuve con esos contingentes me di cuenta que estaban siendo usados y que sus solicitudes de una mejor vida eran justas y necesarias, pero ajenas a la realidad de aquellos días.
Nada de eso ha cambiado. La puerta más cercana a la equidad se refleja en tener el acceso abierto para irse de mojados o para llegar a las calles a buscar cualquier tipo de sustento.
Ya en el nuevo rollo presidencial no faltarán las promesas para que esos mexicanos tengan el bienestar que merecen, y seguramente habrá puntadas como la de aquellos quince minutos tan mencionados que prometió –y no cumplió- Fox como candidato.
Todavía no entiendo qué pasa detrás de “Marcos”. No se quién lo financia, quién está detrás de su mascara y que comió para engordar.
Se que sus textos carecen ya de gracia y sustento. Que sus consignas políticas se han quedado en alegatos. Que la reinvindicación indígena se ha detenido y traicionado.
Una desilusión más.
Me quedo con algo de su retórica y su disponibilidad en aquella charla que tendré que archivar en el rubro de la demagogia.
Sin embargo lo dije en ese tiempo y lo sostengo: detrás de las máscaras me quedo con El Santo, al menos él nunca cambio de bando y tuvo la valentía de mostrar su verdadera cara.

No hay comentarios.: