lunes, noviembre 20, 2006

Una vuelta más

Iniciamos en 1971. Un tal Eddie Gunderson la embarazó, y aunque se casó con ella, la abandonó. Así, Linda Mooneyham tuvo que lidiar con varios trabajos y un hijo. Apenas tenía 17 años y su futuro no se veía claro; más en una comunidad típicamente texana como Plano, cerca de Dallas. Después tuvo otra relación y un nuevo abandono, ahora con Terry Armstrong, quien adoptó al pequeño Lance y le dio su apellido.
Con estos antecedentes algo provocó que se le dieran habilidades deportivas. Su mamá lo levantaba de madrugada para que entrenara en una piscina y lo alentaba para que compitiera. La fórmula da resultado y a los 13 años es campeón infantil en triatlón y a los 16 es profesional en esta disciplina que combina nadar, correr y andar en bicicleta. Así fue como lo descubrió su tercer padre, el deportivo, Chris Carmichael quien lo convenció para que dedicase todo su esfuerzo al ciclismo.
Hoy lo sabemos. A Lance Armstrong se le reconoce como múltiple triunfador. Pero para llegar a ganar siete veces consecutivas el Tour de Francia, pasó miles de horas en toda clase de rutas.
Debutó como profesional a los 21 años, en 1992, con victorias en diferentes lugares, entre ellas en la octava etapa del Tour y medalla de oro en el campeonato mundial de Oslo, nada menos que sobre el propio Miguel Induráin. Tendrían que pasar siete años más para completar su primer campeonato en la Vuelta de Francia.
Un ciclista estadounidense no es común y comienza a darle logros a ese país. Todo iba en ascenso hasta que en 1996, a los 25 años y con el futuro por delante, anuncia tener cáncer. Es sometido a una operación para que le fuera extirpado un testículo y a una cirugía en el cerebro. El cáncer también había llegado a sus pulmones.
Entre quimioterapias, cocteles de medicinas, y algo más que solo tienen los grandes, gana su carrera principal y para marzo de 1998 regresa a las competencias.
Lo que ha hecho no ha sido igualado por nadie. De 1999 a 2005 se llevó el Tour y un lugar en la historia.
Hace una semana se despidió del ciclismo profesional a los 33 años después de dar su última vuelta de honor en los Campos Elíseos.
A raíz del cáncer creó una fundación que lleva su nombre. Sus pulseras amarillas Livestrong se han venido en millones y esos recursos han servido para que gente se cure y se destinen recursos para investigación.
Y la mamá también hizo su carrera. Llegó a ser una ejecutiva prestigiada y hoy a los 52 años, se dedica a escribir sus experiencias.
A veces vale la pena hacer una pausa en todo lo que sucede. No desgastarse en promesas, atentados, violencia, desgracias. La vida de Lance Armstrong es un ejemplo de lucha y éxito para que cada quien en su propio recorrido viva más fuerte.

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