Mis terremotos

Epicentro de Leonardo Schwebel

Hace 23 años y 1 día trabajaba en Televisa en un edificio de trece (sí, 13) pisos, que era muy conocido porque enfrente estaba Las Vegas, un antro de mala muerte. Ese día, ese miércoles 18 de septiembre de 1985, compartí el elevador con Marisela, la que andaba con El Buki, porque en ese lugar se ubicaban las oficinas de la compañía de discos Melody. En la tarde estuve en los festejos del 55 aniversario de la XEW en Ayuntamiento 52. Dos días después regresaría a ese edificio viejo pero lleno de voces de antaño. En la noche fui a un café de la Zona Rosa. Al salir llovía a cántaros (o sea, más fuerte de lo normal) y quien me acompañaba me dijo: "esa Luna parece de temblor". Era una Luna rojiza, disusa, entre bella y aterradora. Esa frase premonitoria fue motivo de una novela, La Diferencia, que narra la aventura de dos amores en plena crisis de aquellos terremotos del 85.
Efectivamente a la mañana siguiente, exactamente a las 7:19 de aquel jueves 19 de septiembre, tembló.
A mi segunda hija la saqué de la cuna antes que le cayera un cuadro encima. A mi hija más grande la intenté llevar a la escuela pero las escenas en la calle rondaban entre susto y realidad.
Por donde vivía no se notaba la dimensión del desastre.
Ya en camino a la oficina noté que aquel edificio de 13 pisos no se veía a lo lejos. No quedaba nada. Sabía que debajo de los escombros había compañeros míos que llegaban muy temprano a preparar un resumen de noticias que recortaban de los periódicos. Los clásicos recorteros que hay en diversas empresas públicas y privadas.
Como en ese tiempo trabajaba también en Televisa San Angel, me fui para allá y junto con un asistente de cámara, recién ingresado, nos fuimos a captar imágenes. Muchas de las tomas de aquel 19 de septiembre fueron producto de nuestro trabajo improvisado y son fácilmente identificables porque o están muy verdes o muy azules. Nunca supimos balancear el color de la cámara y nunca pudimos conectar el micrófono, por lo que hay momentos que se me ve hablando pero sin que se escuche.
Así recorrimos el Centro Histórico, nos metimos a la Secundaria 3 (donde yo había estudiado) y nos metimos a edificos a medio caerse. También vimos como una antena de TV dejó aplastada una perte de Televisa Chapultepec.
Como todos saben se suspendió la transmisión de Hoy Mismo, donde no estaba Guillermo Ochoa pero sí Lourdes Guerrero, María Victoria Llamas y Juan Dosal. Cuando mi compañero y yo regresamos a San Angel éramos los únicos que traíamos imágenes del terremoto.
Al reanudarse la señal, esa imágenes sirvieron de apoyo. Todavía el año pasado alcancé a verlas en algunos resúmenes en recuerdo del acontecimiento.
Al día siguiente, ya viernes 20 de septiembre, como trabajaba en el programa En Vivo, se dispuso hacerlo desde Ayuntamiento 52, la sede de la W, quien sabe por qué. Ahí estaba en la oficina del amigo Claudio Lenk organizando el programa y confirmándole a todos los invitados que sí habría programa y que era orden mayor ir. Ahí en esa oficina de Ayuntamiento 52, en pleno Centro del D.F. nos tocó el segundo terremoto, con menos intensidad que el del jueves, pero con mayor susto.
Desde ahí todos los de En Vivo nos trasladamos en mi coche hacia San Angel. En ese camino vimos como la gente caminaba como zombies en una Ciudad que parecía devastada. Esas imágenes que sólo había visto en películas de guerra, reflejaban el sentir de un pueblo asustado.
La magia del milagro de la tele permitió que esa noche se transmitiera En Vivo y llegaron todos los invitados a platicar, a cantar. Recuerdo que Las Pandora estaban blancas de miedo, me acerqué a ellas y en lugar de darles palabras de aliento, las regañé y les dije que se pusieras al tiro, que ahora es cuándo debían demostrar su profesionalismo. También me acerqué a Guadalupe Pineda y le dije que tenía que cantar mejor que nunca.
Como pudimos y bien, salió el programa En Vivo con Ricardo Rocha, Lupita Olaiz, Claudio Lenk y todo el elenco.
Como era una transmisión nacional e internacional, hubo un servicio especial telefónico donde se daba cuenta que X familia estaba bien o desaparaecida.
El sábado y el domingo seguí captando imágenes de diversos rumbos tratando de demostrar que no todo estaba caído. Ya a esas alturas sabíamos que un amigo personal, un amigo de trabajo, que estaba trabajando en Hoy Mismo y que era el coordinador de En Vivo, estaba perdido en los escombros. Me refiero a mi amigo Félix Sordo.
Fui instruido por Ricardo Rocha a buscarlo con cámara en mano y así fui, acompañado de mi amigo, el actor Sergio Silva, a hospitales, al campo de béisbol de Seguro Social, nos metimos a los escombros de Televisa Chapultepec y a otros edificios de ese Centro Histórico. Esa tarde del jueves 19 de septiembre, Félix Sordo y yo teníamos una comida con quién sabe quién para un asunto de En Vivo.
Al final Félix Sordo se quedó donde estaba desde el primer instante: en la sala de redacción de Hoy Mismo, donde también murió Ernesto Villanueva, el eterno jefe de redacción y papá de la conocida reportera de espectáculos, Dioni González.
También murieron otros de mis compañeros: todos los que estaban en recortilandia, el productor de México Mágico (un programa de TV que coordinaba con mi amiga conductora y directora Virginia Sendel Lemaitre), que vivía en el edificio Nuevo León de Tlaltelolco y muchos otros con los que más o menos tenía relación en Televisa Chapultepec.
Durante varios días Virginia Sendel Lemaitre y su equipo nos encargamos de hacer el programa Hoy Mismo y al confirmarse la muerte de Félix Sordo, me quedé como el coordinador de En Vivo.
A grades rasgos eso fue lo que atestigué como reportero aquel 85. Me tocó estar con Plácido Domingo cuando sacaron los restos de sus familiares, vi cadáveres de desconocidos, vi niños con uniforme de secudaria apilados. Son imágenes que se quedan para siempre. Y como ya han pasado 23 años, quise recordarlas y así rendir mi homenaje a todos aquellos con los que compartí un trabajo.
Hoy, como hace 23 años, retumba la frase "esa Luna parece de temblor".