Aviadores

Epicentro Informativo de Leonardo Schwebel

La libertad no es hacer lo que uno quiere, sino poder hacer lo que se quiera.
Me refiero a la libertad de estudiar lo que uno desee.
La libertad de vivir donde uno busque.
La libertad de decidir el trabajo adecuado.
La libertad de ahorrar e invertir dinero.
Para aplicar hacia esas libertades, deben prevalecerse las normas y reglamentos, partiendo del principio fundamental que todos tenemos los mismos derechos y que ello contempla responsabilidades.
La diferencia entre un régimen autoritario y uno democrático, al menos en teoría, es que no es uno sólo o un grupo quien decide.
Sin embargo no siempre la mayoría tiene razón.
Un ejemplo clásico de esto es que si por nosotros fuera, por decisión popular, no pagaríamos impuestos. Por lo tanto, que muchos consideren la Pena de Muerte como opción para abatir la delincuencia, no quiere decir que sea cierto.
Así que en ocasiones hay que tomar decisiones que van en contra de los más.
Otro clásico de esto fue cuando Roque Villanueva nos recetó su señal y el IVA se nos fue al 15 por ciento.
Durante años vivimos en México una dictadura autoritaria perfecta, como lo aludió Mario Vargas Llosa. Ni quien se atreviera a chistar contra la dedición unilateral de alguien. Ese alguien, el Presidente en turno, decidía quién gobernaría X entidad y quién sería el embajador en X país. También decidía quién encabezaría un sindicato o quien administraría –por ejemplo- PEMEX.
El nacionalismo dominante permitió, entre otras cosas, que un grupo de empresarios mexicanos comenzara a ocupar puntos estratégicos, como los medios de comunicación, como las empresas populares y hasta las tiendas departamentales.
Los mexicanos ricos recibieron del gobierno en general, las ventajas de un sistema económico interno.
La apertura global, más por obligación que por convicción, provocó que se abrieran las puertas.
De ahí surgieron algunos reclamos. Los Derechos Humanos, la equidad de género, el cuidado al Medio Ambiente, la calidad normada de productos. Para que México entonara en el concierto mundial, debía de afinarse a los lineamientos de las grandes corporaciones internacionales.
Por eso empezaron a crearse ciertos organismos para implementar una democracia más transparente. De ahí surgieron los Derechos Humanos, el IFE, los institutos de Transparencia. De ahí vinieron los triunfos electorales de las oposiciones.
Bajo esta condición, entonces, el presidente en turno ya no podía mandar a todos los presidentes municipales o todos los gobernadores o los diputados.
El México dividido creció y se empantanó en sus leyes por decisiones esencialmente de partidos.
Dejaba de mandar el presidente y surgieron los grupos corporativos del propio Estado.
Eso permitió aumentar la federación y que cualquier iniciativa pasara por cientos de manos. Ya no fue lo que uno quería, sino lo que todos.
Ese es el precio de la libertad.
Pero la libertad de decisión, no de hacer lo que se me pegue la gana, que es diferente.
El caso Coahuila con su penosa Pena de Muerte y el caso Jalisco, con sus aviadores, son la misma fórmula: mi libertad es hacer lo que quiera.
Que haya aviadores no es novedad. Así se formó el sistema mexicano. Gente capaz de hacer mil trabajos. Así, en un solo periodo de seis años, un alguien podía ser secretario de Estado, gobernador, diputado local, diputado Federal…
En 2005, denunciamos en un concepto de radio que fundé y dirigí (Pulso Informativo) que para la elección de 2006, de los Consejeros Electorales del entonces Instituto de Jalisco, había al menos una veintena de miembros activos del PAN. La investigación arrojó que la cifra era de más de 50.
Dicho de otra manera, miembros del PAN, trabajadores de diversos organismos gubernamentales, estarían a cargo de la elección.
Dimos nombres, datos, afiliaciones y puestos.
La enredadera abarcaba todos los distritos y así se efectuaron las elecciones.
De los resultados de esas componendas, vivimos en Jalisco el caso Tonalá, donde el propio Presidente Vizcarra me dijo en una entrevista en un noticiero que también dirigí (Medios UDG Noticias) que había contratado personal porque les debía la elección.
Hoy salen a la luz más casos.
Aviadores que hicieron un trabajo de afiliación, previo a las elecciones del 2009.
Esas mismas denuncias las han hecho otros y el resultado es el mismo: nada.
No porque haya libertad, puedo hacer lo que quiera.
Lo malo aquí es que ellos, los que han hecho trampas electorales, herederos del PRI antiguo y autoritario, creen que así es.
Y quien cree que así es porque así es, no ejerce la democracia, sino el autoritarismo.