miércoles, diciembre 10, 2008

Crisis y utilidad

Epicentro Informativo de Leonardo Schwebel

Un país como México en un mundo recesivo, como lo calificó Calderón, que se da el lujo de destinar –al menos- 12 mil millones de pesos para el proceso electoral del 2009, no tiene vergüenza.
Ya va siendo hora que hagamos una pausa en nuestras urgencias y nos enfoquemos en lo importante.
No podemos darnos el lujo de tener un sistema anacrónico e ineficiente donde diputados y presidentes municipales tengan que estar tres años en sus cargos.
Visto así, en general, destinan 1 año a ver qué pasa, otro en a ver qué hacen y un último, de ver cómo consiguen un hueso.
Ya ayer explicábamos el error del sistema donde después de pasar de autoritarismo dedocrático fundamentalista, pasamos al autoritarismo dedocrático múltiple de libertinaje.
Al menos 2 presidentes municipales de Jalisco –sólo como ejemplo- tienen serios problemas de gobernabilidad interna. No la llevan ni con su gente. Es el caso de Puerto Vallarta y de La Huerta. Otros, ni siquiera saben por dónde va la cosa y estamos en los días de sus segundos informes.
En la zona metropolitana hay casos evidentes entre aviadores, bonos, planes a medias.
Este esquema se replica en todo el país, todo porque nadie enfrenta el caso de reformar el Estado en asuntos de gobernabilidad.
No estamos en tiempos de tanta elección.
Nada más con esos detallitos, nos ahorraríamos miles de pesos en componendas, campañas, discursos y sobre todo, inmovilidad.
Los que ejercen el poder deben tener dos opciones: continuar o salirse.
Una revocación de mandato y un periodo largo, harían que las cosas fluyeran mejor en su calle, en su seguridad, en su empleo, en sus servicios.
¿Cómo funcionamos? Usted circula hacia su trabajo o escuela. Ese camino puede ser responsabilidad del municipio, la entidad o federal. Cuando llega a la escuela, el ámbito es federal, pero los servicios son municipales. Lo mismo en su trabajo. Aunque sea una empresa privada, depende de los servicios estatales, municipales o federales.
Si le sucede algo, depende qué. Si le disparan, si le roban, si se meten a su casa o si lo asaltan.
Usted y yo, nadie, distingue qué es de cada cosa.
¿A quién le reclama? Si va a su trabajo y cae en un bache o si está en la escuela y el maestro falta o si en su empleo hay recorte de personal.
Pero eso sí, usted religiosamente está cautivo en pagar. De ahí el IVA, los descuentos en la nómina o los pagos de intereses.
Nadie se exime de esa telaraña burocrática.
En tiempos recesivos, de estar amolados, donde todo mundo recorta personal, es momento de hacer una pausa y recomponer las cosas.
Para eso sirven las crisis: para despertar y replantear.
Depende también de nosotros exigir un alto.
Nos asaltan a cada rato.
Y no me refiero a los maleantes, que podemos reconocer fácilmente.
Nos asaltan con comisiones bancarias, con bonos de fin de año, con propaganda, con aviadores. Ahí se nos va nuestro dinero y ya es hora que nos preguntemos si estamos dispuestos a seguir pagando eso.

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