miércoles, abril 15, 2009

Tráfico de niños en Jalisco

Ahora es la prima de un director del Ayuntamiento de Guadalajara. Esta mujer regentea, con la complicidad de su jefe, un supuesto albergue, donde se dedican al tráfico de niños.

También está el caso de una empleada del DIF que vende niños.

Pero no son casos aislados. Ya hay denuncias ante la Comisión de los Derechos Humanos en Jalisco donde se señalan sería irregularidades contra el Consejo Estatal de Familia de Jalisco. No es cualquier cosa: son 18 quejas donde se habla de tráfico de infantes.

Ya cuando se hacía periodismo en un programa de TV donde participaba como conductor y coordinador y se presentaban reportajes de investigación, una de las reporteras, María Antonieta Flores Astorga, siguió el caso de una mujer drogadicta a la que le quitaron sus hijos. La abuela de los niños y una tía, reclamaron su custodia y los trámites tardaron más de año y medio, hasta que al parecer los niños ya están con sus parientes. Pero para eso tuvo que mediar una cámara de TV y la insistencia de la periodista.

No se puede estar así caso por caso.

La evidencia formal de las quejas ante la CEDH Jalisco es un indicio que algo grave sucede en torno a este problema.

Al estilo nazi, como en La Decisión de Sofía, cuando el gobierno decide quién es un buen padre o una buena madre y arrebata hijos, se corre un serio peligro.

Ya así el estado se convierte en la moral de lo que es bueno y malo. Pero detrás de eso hay algo todavía peor: un negocio.

El encargado de ese albergue donde trabaja la prima de un director del Ayuntamiento de Guadalajara, se lleva más de 100 mil pesos al mes, traficando niños jaliscienses. Lo peor es que esto lo lleva un abogado que ha trabajado por llevar el tema a los altos tribunales y por las palancas y corrupción, se queda archivado.

Entre esa doble moral tan característica y el negocio, hay algo más: la selección. Seleccionan esos lugares a quién darle un niño. Claro, suelen dárselo a quienes son extranjeros y de buen ver.

Hay formas de investigar. Una, es el testimonio, otra es la denuncia oficial. Aquí ya hay los dos elementos. Si la autoridad correspondiente no hace nada, es cómplice de uno d elos peores delitos que pueda haber: tráfico de humanos.

Y lo curioso es que son esas mismas autoridades las que ponen el grito en el cielo en el caso de aborto.

Tal vez lo que buscan no es que no haya abortos, sino que haya más niños que vender. Nos consta que convencen a madres adolescentes para dar sus hijos en adopción y ahí es donde se trafican.

No estamos ante dichos o rumores. Los testimonios y las denuncias deben revisarse a fondo.

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