miércoles, julio 08, 2009

Partidos partidos

El Epicentro del cisma político del 5 de julio, aún en el recuento de los daños, está en apostarle a compañías disfrazadas de Partidos Políticos, donde los candidatos fungen como gerentes administrativos. En un juego de toma y daca, me das y te doy.

Leopoldo Espinosa Benavides, director general de los periódicos Regio.com y Regiodeporte, sostiene que la llamada Partidocracia es una distorsión de la Democracia, y tiene su Epicentro en el hecho de que los diputados y senadores obran en bloque, según su origen político, desatendiendo la voluntad de sus representados; fenómeno que se reproduce en los legislativos estatales.

Ahora que según Calderón es hora de los acuerdos, convendría entender que la suma dos monólogos no da un diálogo.

Durante el periodo 2000-2008, han existido en nuestro país 16 partidos políticos

nacionales, que han recibido un financiamiento público por 25 mil 923.75 millones de pesos.

La mayor cantidad en ese lapso, 4 mil 829.13 millones de pesos, en el 2003.

Para el año 2009, el financiamiento público federal para los partidos políticos

con representación en el Congreso de la Unión será de 3 mil 633.07 millones de pesos.

En total, en estos últimos nueve años, la era PAN en el poder, el financiamiento total a los partidos ha sido de 29 mil 650.62 millones de pesos.

Casi 30 mil millones para que nos entendamos, repartidos entre grupúsculos de poder que ni dan cuentas, que cierran y abren filas y actúan como lenones de la democracia. Ahí hay una mafia donde se lava la voluntad de quienes aún se la creen.

Tener un Partido y regentearlo, entonces, es un buen negocio, y así debe verse.

México gasta proporcionalmente, y también en términos absolutos, mucho menos en la educación formal de su población que cualquier país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la tal OCDE.

Tenemos como resultado un cuadro paradójico en nuestro país: universidades públicas pobres, partidos políticos ricos, y una democracia deficitaria debido a una ciudadanía blanda, como la ha calificado el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

A estas cantidades sume lo que vivimos en las ofertas de esta temporada media de elecciones con la aprobación del propio Instituto Federal Electoral que determinó que el tope de gastos de campaña por candidato a diputado fue de 812 mil 680 pesos. Por actividades ordinarias permanentes, los partidos políticos recibieron 2 mil 731 millones 629 mil 587 pesos, por concepto de gastos de campaña los partidos políticos recibirán en total la cantidad de 819 millones 488 mil 866 pesos.

Tanta danza espanta.

Los resultados a la vista reflejan que en eso de despilfarrar nos va bien.

Y como el mismo Francisco Ramírez Acuña apuntó, actualmente se vive (al menos en el PAN) una confederación de Partidos.

Partidos partidos donde se valen las traiciones, las divisiones, el amiguismo, el entreguismo y donde al final todos son responsables pero no hay quienes se etiquete de culpables.

Aunque la mayoría de los pronósticos falló, incluido el mío, y hubo palizas donde se creían contiendas cerradas y se votó más de lo previsto, lo que no tuvo margen de error fue que se evidenció que sólo de cuidan los intereses propios.

El 5 de julio todos perdimos.

Perdimos con una Libertad de Expresión acotada, con la repartición de bienes, con campañas inocuas, con promesas incumplibles, con los anulistas marcados de antipatriotas, con abstencionistas vencidos por la alegata triunfalista. Pero lo peor quedó vigente: una democracia repartida en negocios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Anulé mi voto con una mentada de madre al emilio !

rosi gléz.