lunes, diciembre 14, 2009

Se acerca el chamuco

Calderón debe estar contento porque los últimos indicadores internacionales, como CEPAL y OCDE ubican una mejora en la economía nacional. Sin embargo el hecho de ir mejor no es lo mismo a ir menos pero o irse levantando del abismo.

Si es verdad que la economía tocó fondo y después de eso lo que sigue es el ascenso, pero ello no evita que lo que sucede en el país sigue siendo un enorme foco rojo encendido.

Temas como Derechos Humanos, migración, desempleo, inseguridad, injusticia, falta de equidad, desequilibrio, se suman a indicadores nacionales que señalan aumento en el consumo de drogas, alcohol, embarazos en adolescentes, suicidios, desánimo, desencanto social.

Hemos entrado a la etapa final de trabajo de este año y lo poco que pueda realizarse simplemente será para reforzar lo que se nos viene.

El 2010 será más complicado en la economía por alzas de impuestos, tarifas y precios.

No hay un plan nacional que asegure empleo, seguridad, desarrollo.

Los que sí andan felices son aquellos que están asegurándose puestos políticos. Las basificaciones que se dan a diestra y siniestra en Guadalajara y Zapopan sólo son un reflejo de lo que sucede en la realidad: la clase política está alejada de los intereses sociales.

Los esquemas actuales de sobrevivencia irán cambiando. Prevalecerán las formas que impulsen el subempleo, la piratería, contrabando e informalidad. Sin embargo poco a poco irán desapareciendo garantías económicas como prestaciones, aguinaldos, préstamos.

En el cercano 2010 habrá más endeudamiento federal y personalizado.

Se requiere de un cambio sustancial que a la vista de lo que sucede no se ve ni claro ni inmediato. Los intereses están remarcados en los compromisos partidistas y en ese esquema sólo alcanzan a sujetarse de las cuerdas salvavidas aquellos que forman parte del selecto club de compadrazgos y favoritismos.

Un robo en despoblado se da por ejemplo en Iztapalapa, donde prevalece el desorden.

Ahí también hay un botín que sólo beneficiará a unos cuantos.

Pero estos esquemas se han repetido y repartido en forma cíclica.

De ahí que en los pocos procesos de cambio, lo que se vislumbra es una especie de guerrilla urbana que atenta contra personas e instituciones.

Lo sucedido con Fernando González Sandoval, vicerrector virtual de la UdeG (dado que el rector general es Raúl Padilla) es una forma de lanzar la piedra y esconder la mano. La declaración del detenido, Iván Gómez, es clara: se les contrató para ejecutarlo.

La falta de políticas públicas y la desestabilización de las instituciones, van de la mano.

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